Veracruz | 2021-05-16 | Francisco J. Ávila Camberos
Quienes conocen de construcción saben que entre más apoyos anclados al suelo firme tenga una estructura, resultará más estable y segura.
Soportará temblores y huracanes permaneciendo intacta, sin sufrir daño alguno y quienes la habiten estarán tranquilos, bien resguardados en su interior, sin correr el riesgo de ser aplastados por ésta.
Dicha estructura y sus correspondientes apoyos, firmes, asentados sobre roca, son el equivalente a las instituciones que tienen los países avanzados jurídica y democráticamente hablando.
Lo pudimos constatar, cuando un grupo de seguidores de Donald Trump pretendió tomar por asalto el Congreso de los Estados Unidos, dando así una especie de golpe de estado.
Las instituciones norteamericanas reaccionaron rápidamente e impidieron que se atropellaran las libertades y la democracia. Evitaron que se colapsara la nación más poderosa del mundo.
A dicho país, lo salvaron las instituciones creadas por los mismos ciudadanos, porque los pesos y contrapesos estaban convenientemente distribuidos y cumplieron eficientemente con las tareas asignadas.
En cambio, hay países donde las instituciones son frágiles, el estado de derecho es débil y está prendido con alfileres. Además, las estructuras que los sostienen están cimentadas sobre arenas movedizas.
Ahí, los riesgos son enormes.
Si esas estructuras poseen pocas columnas o una fuerte y el resto débiles, cualquier temblor o viento importante colapsará el edificio, causando destrozos y la consiguiente pérdida de vidas.
Eso pasa en las naciones donde un solo poder rige y avasalla a los demás. Donde las instituciones que sirven como órganos de control, equilibrio y contrapeso son absorbidas por el poder central o de plano desaparecidas, porque a éste le resultan incómodas.
En esas naciones la estabilidad peligra y los riesgos aumentan. La seguridad jurídica brilla por su ausencia y los derechos ciudadanos son avasallados por un estado opresor que se vuelve cada vez más poderoso.
Para poner un ejemplo sencillo que todos entenderán:
Es mucho más estable una silla de 4 patas que una de tres, u otra de solo dos; o lo más grave, de una silla que se apoya en una sola pata.
Por eso los gobiernos donde hay división de poderes con funciones bien definidas y respaldadas por la Constitución, donde adicionalmente existen organismos autónomos que cumplen a cabalidad e independencia sus tareas específicas, resultan más estables y prósperos.
Espero que este ejemplo nos quede suficientemente claro, porque el 6 de junio está cada vez más cerca y los equilibrios que debemos reconstruir con urgencia son vitales para que no se nos caiga el país encima.
Para lograrlo se requiere contar con una votación responsable, generosa, razonada y comprometida por parte de todos los ciudadanos.
¿No les parece a Ustedes?
Muchas gracias y buen fin de semana.