Veracruz | 2022-01-31 | Luis Alberto Romero
El pasado viernes, en la plenaria de los senadores de Morena se determinó desaparecer la comisión especial creada para investigar presuntos abusos de autoridad en el gobierno de Veracruz.
Fue una comisión que al no contar con el aval del pleno en la Cámara Alta, nació condenada a la extinción. Al final, la evidente disposición presidencial para que no se toque al gobernador veracruzano, le quitó los dientes a los senadores Ricardo Monreal y Dante Delgado, quienes habían conformado un bloque contra el ejecutivo estatal, por el encarcelamiento del secretario técnico de la Jucopo en el Senado, José Manuel del Río.
Ante los senadores morenistas, el secretario de Gobernación Adán Augusto López Hernández hizo un llamado a la unidad de su partido y dijo que “no vale la pena que nos dividamos, Cada quien, desde luego, va a asumir la responsabilidad política que ejercemos, pero no le demos argumentos a los adversarios.”
El jefe del gabinete federal, dijo estar enterado de lo que ocurre en Veracruz y señaló que “al final… la actitud que tomaron todos y las decisiones que se tomaron fueron lo mejor; ya se terminó un debate estéril que nada más nos afecta a nosotros.”
Adán Augusto López dijo a los senadores que “no vale la pena que desgastemos al movimiento con ese tipo de divisiones”; apuntó que la desaparecida comisión “beneficiaba más a los intereses de la oposición, a los intereses políticos… que a los intereses políticos de este grupo parlamentario; propiciaba una división ahí al interior del movimiento.”
Se trató, evidentemente, de un acuerdo promovido desde el gobierno federal, para que los senadores no intensifiquen el fuego contra el mandatario veracruzano, quien inició el año con el santo de espaldas: ejecuciones múltiples; y señalamientos contra integrantes de su gabinete por supuestos nexos con delincuentes.
Como sea, aparentemente las aguas comenzaron a calmarse para el ejecutivo estatal, quien había insistido, con razón, en que la comisión encabezada por Dante Delgado era una instancia “patito”, que carecía de validez y legalidad.
El llamado a la unidad al interior de Morena, lanzado por el secretario de Gobernación, terminó por calmar las aguas en una batalla que se había inscrito en el contexto de la sucesión rumbo al 2024.
Un día después de la plenaria de los senadores, por cierto, Morena comenzó a fortalecer su discurso en apoyo a la reforma energética que impulsa la Presidencia; mientras en el Altiplano la jefa de Gobierno Claudia Sheinbaum era acompañada por el presidente de la Cámara de Diputados, Sergio Gutiérrez Luna, en la supervisión de una planta generadora de energía, en el Puerto, el grupo en el poder estatal organizó un foro para escuchar el mensaje de la secretaria de Energía, Rocío Nahle, quien aparece como la carta fuerte de AMLO para la sucesión veracruzana.
El evento –al que asistió prácticamente todo el gobierno estatal– significó una muestra del apoyo del morenismo veracruzano a Cuitláhuac García; y terminó por interpretarse como un acto político para arropar a la titular de la Sener, e impulsar su inminente candidatura al Gobierno del Estado.
@luisromero85