Cada 40 segundos se suicida una persona en el mundo, dato alarmante que arroja la Organización Mundial de la Salud (OMS), y que lamentablemente, a nivel local, las cifras recabadas por el Sistema de Investigaciones Ministeriales de la Fiscalía General del Estado de Veracruz sustentan esta teoría, pues en el último año, de enero del 2020 a enero del 2021, en 108 municipios veracruzanos se han registrado 349 suicidios; en el 79% de los casos se trató de hombres, en su mayoría de 21 a 30 años de edad, y en la población de 11 a 20 años se registraron 48.
Actualmente, en un rango de los 15 a 29 años, el suicidio se considera la segunda causa de muerte a nivel mundial.
Especialistas en temas emocionales revelan que cada vez es más grande el número de niños y adolescentes con ideas suicidas, lo cual es provocado por diversas causas, principalmente relacionadas con el entorno familiar.
“Las ideas suicidas en niños llegan a ser por diferentes causas como el entorno social, familiar y características individuales de cada niño.
Violencia dentro del núcleo familiar, ya sea dirigida hacia ellos o que sean testigos, trastornos psiquiátricos en los padres, que hayan incurrido en algún tipo de conducta suicida, abandono, algún abuso sexual”, afirmó Ángel de Jesús Landa Beltrán, médico psiquiatra en el área de Paidopsiquiatría en el Criver y representante estatal de la Asociación Mexicana de Psiquiatría Infantil (AMPI) en Veracruz.
Estos casos se presentan en niños de 10 años en adelante, ya que aseguró, es cuando tienen más noción de lo que es la muerte y ocurre la ideación, intento o consumación del suicidio.
“Hay que aclarar que la conducta suicida no es un trastorno mental, sin embargo puede ser un signo o síntoma de tener algún padecimiento, los más comunes en niños y adolescentes son los trastornos del ánimo en los cuales se incluye la depresión o trastornos psicóticos como la esquizofrenia”, dijo el médico psiquiatra.
Las razones que llevan a niños y adolescentes a tener este tipo de pensamientos, también se ven muy influenciados por el entorno social, es decir, que vaya mal en la escuela, aislamiento, bullying, acoso cibernético u hostigamiento.
“Recibimos muchas llamadas de adolescentes de entre los 13 y 17 años por autolesión, son chicos que se cortan y lastiman a sí mismos, lo cual es posiblemente un paso antes de la ideación suicida”, señaló la psicóloga Verónica Gabriela Jiménez Vera, Jefa del Centro Nacional de Diagnóstico para Enfermedades Emocionales (CNDEE).
Detalló que la ansiedad, conflicto con los padres, muertes de personas cercanas o incluso el término de un noviazgo lleva a los jóvenes a planear que la mejor manera de salir de todos los problemas es el suicidio.
Focos rojos
Aunque no hay una característica fija, es posible detectar una serie de comportamientos que pueden poner en alerta a padres o personas cercanas para evitar ideaciones suicidas, o peor aún, la consumación.
“Los focos rojos en un niño o adolescente aparecen cuando, estos se ponen irritables, presentan cambios en conducta, son hostiles, empiezan a regalar sus cosas, incluso lo externan a otras personas o lo publican ahora en redes sociales, otra alerta es cuando se aíslan constantemente, llegan al descuido en su higiene y apariencia”, indicó Ángel de Jesús Landa Beltrán, médico psiquiatra.
El especialista puntualizó que “ningún tipo de comentario en relación a la muerte debe ser tomado a la ligera”. La clave está en escuchar y no juzgar.
Los expertos explicaron que, como cada niño, las familias son diferentes, por lo que ante la noticia de lo que está pasando con sus hijos, llega a ser un tanto normal que reflejen diferentes emociones y sentimientos.
“La conducta de los familiares en cuanto a estas situaciones es muy variada, puede haber una franca negación, tristeza, culpa o molestia, es muy a menudo que se presenten con esta última, ya que llegan a pensar que es parte de la manipulación del niño o adolescente”, explicó.
Lamentó que resulte frecuente que el ambiente familiar se encuentre muy alterado y recurran a la violencia, les peguen, griten o insulten, hecho que no es nada favorable para el paciente.
“Yo entiendo que para la mayoría de los padres, el propio conflicto que ya tienen en cuanto a lo económico y relaciones de vida están muy distantes a veces de los hijos, deben hacerse espacios para verlos, escucharlos, resolverles dudas sin juzgar”, puntualizó la psicóloga Jiménez Vera.
Los especialistas coincidieron que la pandemia ha incrementado la incidencia de problemas psicológicos y posteriormente de trastornos psiquiátricos.
“De por sí, la infancia y adolescencia se consideran grupos de edad vulnerable porque están en desarrollo, la pandemia agrava el grado de vulnerabilidad por la retención”, manifestó.
Testimonio
La señora “Irene Ramón” y su esposo, habían tenido una fuerte discusión con sus hijas adolescentes, después de enterarse que estaban casi a punto de perder el tercer año de secundaria, por lo que como un método de presión para que se esforzaran en sus estudios, les dijeron que no las iban a inscribir en ninguna escuela si llegaban a reprobar.
“Salí después de la pelea para relajarme un poco y mi marido se había ido a trabajar. Al llegar a la casa me encontré con la sorpresa de que mis hijas se habían intentado cortar las venas y la casa estaba llena de sangre. Por fortuna no hicieron un corte profundo ni de la manera correcta, pero fue un gran susto.
Las llevamos al médico y les hicieron unas curaciones”, narró.
Las adolescentes asistieron a terapia con psiquiatras y posteriormente con psicólogos, lo que los ayudó como familia a superar el desagradable momento y evitar que hubiera un segundo intento, lo que por fortuna no sucedió.
Para los especialistas éste es uno de los muchos ejemplos, en donde una reprensión que los padres pueden considerar correcta, desencadena una situación que pude terminar con consecuencias fatales.
Sabías que...
Según la OMS cada 40 segundos se suicida una persona en el mundo
349 SUICIDIOS
de enero de 2020 a enero de 2021
"Mis hijas se cortaron las venas, por fortuna no hicieron un corte profundo ni de la manera correcta, pero fue un gran susto.
Asistieron a terapia con psiquiatras y posteriormente con psicólogos."
Irene Ramón
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