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UV sin deuda ni déficit. Los retos del nuevo Rector

2021-08-02 | 07:29 a.m.
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En un mes la Junta de Gobierno de la Universidad de Veracruzana estará eligiendo al nuevo Rector de la institución que deberá estar tomando posesión el 10 de septiembre por un periodo de 4 años.

Pese a que no se ha dicho abiertamente, tanto como la Rectora en su momento, estuvo manejando el gran problema de la deuda de mil 900 millones de pesos que ahorcaba a la máxima casa de estudios, está claro que no tiene déficit alguno, por el contrario, se encuentra en condiciones óptimas en cuanto a la disponibilidad y manejo de los recursos, pese a un discurso contrario.

En abril del año pasado se anunció el cuarto y último pago por parte el gobierno de Cuitláhuac García Jiménez con el que fue saldado el total de mil 982 millones de pesos, cumpliendo el gobierno estatal con un compromiso que, durante años, aprovecharon para resaltar, que “un gobierno sensible a la educación ha cumplido”.

Lo cierto es que, con el pago de la deuda, la administración de la Universidad Veracruzana logró eliminar el déficit financiero y cuenta con los recursos financieros suficientes para enfrentar sus compromisos.

Tiene un manejo sano puesto que ya no debe erogar del presupuesto el gasto de la deuda.

Hubo quienes consideraban que esa sensibilidad de la que hablaba la rectora se pudo haber aplicado en la misma Universidad al condonar el pago a los más de 40 mil estudiantes que aspiran a entrar a la universidad, y en este año, con motivo de los efectos económicos de la pandemia, haber instruido a que solo se diera una aportación simbólica.

La ayuda hubiera sido significativa para las familias de los aspirantes a un espacio universitario y no habría impactado financieramente.

Incluso hubo escuelas dentro de la UV que se dieron el lujo de regresar los recursos desde el 2020, el cual estaba asignado para obras y demás proyectos de mejora en las instalaciones. Esto debido a la pandemia y pidieron que ese dinero fuera usado para comprar más vacunas.

El caso de dicha facultad que se mantuvo con mucha discreción ocurrió en un campus de Xalapa donde rechazaron la mejora de su institución y la molestia de la Rectora llegó a tal grado que decidió vetar a dicho plantel en el programa de obras y mejoras del siguiente año.

Y es que alrededor de 9 millones de pesos fueron puestos a disposición por los “humanistas” directivos al enviar una carta al presidente Andrés Manuel López Obrador renunciando a dicho monto y donarlo a la causa de las vacunas.

Aunque normativamente se desconoce si esto procede, la Rectora Ladrón de Guevara no pudo evitar molestarse por dicha acción.

MANCHA FINANCIERA

Lo que es cierto es que el Orfis acaba de dar a conocer un presunto daño patrimonial en la Universidad por casi 2 millones de pesos.

Las observaciones van desde incumplimiento en el tiempo de las obras, exceso en volúmenes, comprobación de gastos no localizados, así como inmuebles no localizados, entre otras.

Sin duda que la UV no podrá resarcir dicho señalamiento, pero deberá evitar que siga ocurriendo, pues es la primera vez que se le marcan anomalías financieras en el manejo de sus recursos en detrimento de la imagen de la honorable institución.

Y toca a los casi una decena de aspirantes a la Rectoría a poner especial énfasis en esa materia.

Aunque muchos lanzan en sus propuestas ciertas ideas utópicas que no ayudan para la estabilidad en la Universidad pues en el intento por sorprender y convencer a la Junta Académica y lograr la simpatía de los universitarios, han recurrido a ofertas fuera de lugar.

En ese sentido, se han escuchado entre otras, la construcción de cinco hospitales, uno por zona universitaria, por ejemplo. Bajo el argumento de que servirían al mismo tiempo de prestar servicios a la comunidad para que egresados realicen sus prácticas. Pero los cuestionamientos surgen en torno al mantenimiento de estas instalaciones, a la enorme inversión que se requiere para construir los nosocomios, entre otros gastos que escaparían al presupuesto de la institución.

Otros aspirantes en su afán de convencer expresan que comprarían aplicaciones, sistemas y crear toda una infraestructura que permita llevar a la Universidad al primer nivel tecnológico. Pero para ello, obligar a los egresados a regresar cada dos años al menos, a actualizarse, cumplir con ese ordenamiento tecnológico en cada una de sus áreas.

Y surge la observación en el sentido de que rara vez un egresado regresa a su facultad por la razón que sea, difícilmente lo hace, entonces mantenerlos ligados por actualización o por la tecnología sería más que complicado.

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