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La escena veracruzana

La derecha en su laberinto

2021-10-22 | 07:41 a.m.
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Durante varias décadas los sectores progresistas del PRI dieron lugar a instituciones de bienestar y de seguridad social que permitieron el avance de vastos sectores de la población en educación, salud, alimentación popular, vivienda. Por su parte, el PAN era reconocido por su lucha por el sufragio efectivo y la democracia, en abierta oposición a la corrupción que se ejercía por el partido dominante.

En el PRI, sus sectores conservadores prohijaban y protegían los peores rasgos de autoritarismo del régimen y teñían de corrupción prácticamente todos los rincones de la administración pública. En tanto, en el PAN había una mezcla de promoción de su conservadurismo a ultranza en el seno de los sectores pudientes del país y labores de filantropismo religioso en barrios pobres y pueblos apartados del país, que no lograron nunca ser una base electoral de gran magnitud.

A partir de la década de los noventa se empieza a conformar un nuevo escenario en donde habrá acercamientos sucesivos entre la nueva élite priista, que abrazaría el neoliberalismo como dogma económico y generaría nuevos paradigmas políticos, y el liderazgo pragmático panista, liderado por el abogado Fernández de Ceballos, que llegaran a acuerdos de diversa naturaleza durante el sexenio de Salinas de Gortari, haciéndose más visibles con el triunfo de Vicente Fox a inicios del presente siglo.

En este tiempo la derecha adquiere un carácter bipartidista que extiende su hegemonía por todo el país, haciéndose de todo el poder para concretar su proyecto de vida, economía, políticas sociales, revisión histórica, pedagogía nacional y prioridades científicas y culturales, entre otros aspectos.

El ciclo de vida del periodo neoliberal comenzó a declinar en la medida en que empezó a estrellarse contra sus propios resultados: pobreza galopante, estancamiento económico, incremento de la delincuencia, mayor dependencia económica de los Estados Unidos, aumento de deuda externa, menor capacidad de las finanzas públicas, entre otros.

Pese a la privatización paulatina del sector energético, el país nunca tuvo ni mejores resultados en producción petrolera, exploración, eficiencia productiva de PEMEX, ni en la disminución de los precios de gasolina y diésel. En el caso de la electricidad, tampoco se mejoró la cobertura, ni la eficiencia, ni los precios de este servicio.

Actualmente, el modelo económico neoliberal está haciendo agua en todos los países donde se recurrió a la privatización de las industrias estatales, particularmente las dedicadas a la explotación petrolera y la electricidad. Los casos de apagones e incrementos de las tarifas eléctricas cunden por varios países, incluyendo España, de donde provienen empresas que hoy participan del mercado mexicano de la electricidad.

La insistencia de la derecha entronizada en el auge del modelo neoliberal en oponerse sin argumentos de fondo a la actual reforma eléctrica que propuso el presidente López Obrador, la instala en una encrucijada de dimensiones históricas que tendrán sin duda consecuencias de largo aliento en las próximas décadas.

El PRI y el PAN se encuentran en un laberinto de difícil salida. Apoyando la propuesta del presidente le darían la razón en todo lo que ha venido sosteniendo sobre los desastres del pasado y la ineficiencia de las políticas neoliberales. Cerrándole el paso tendrían una victoria pírrica que los colocaría en la mira de la ciudadanía como los responsables únicos de los problemas de la CFE, incluidas las altas tarifas que son el pan nuestro de cada día. El reto para el PRI es mayor pues se contrapone diametralmente con su pasado nacionalista y promotor de empresas estatales; sería fácil blanco en cualquier evento electoral en que participe.

Se está proponiendo un giro de 180 grados cuyo desenlace es observado por todo el país. En ese giro estarán aquellos que quieran retomar el sendero nacionalista, soberanista y humanista del desarrollo nacional. Por el contrario, los que se opongan nadarán a contracorriente del ciclo económico que ahora se impone y de las tendencias políticas del momento. Y el electorado no es tonto, como insiste en señalar el presidente a cada momento.

marco.a.medinaperez@gmail.com

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