Esta semana se cumplieron 200 años de la consumación de nuestra independencia. Estos acontecimientos tan relevantes deben de servirnos para promover la unidad, la concordia y el entendimiento entre todos los mexicanos. Porque solamente unidos podremos salir adelante y vencer tantas dificultades.
Cambiando de tema, deseo compartirles lo siguiente:
La política, la libertad y la economía deben de ir siempre de la mano. Mejorar la economía sin emplear en paralelo una política social adecuada, provoca desigualdades que pueden desembocar en conflictos.
Lo mismo sucede cuando por cuestiones partidistas o ideológicas se maneja la política con amplio sentido populista y se descuida la economía.
Dicho en otras palabras, para que haya un mejor reparto de la riqueza, primero se tiene que generar ésta. Esto se logra promoviendo la libertad de emprender y protegiendo la propiedad con leyes justas. De lo contrario se repartirán sólo aire e ilusiones, porque agotada la riqueza por falta de inversión y de la necesaria producción, lo único que termina distribuyéndose por igual es la pobreza.
Dicho en otras palabras, si alguien quiere repartir caldo de pollo, primero tiene que conseguir el pollo. No bastan sus buenos deseos. Hay que criar y cuidar los pollos y éstos no se obtendrán jamás si por ignorancia de quienes mandan terminan matando a la gallina que engendra los pollitos.
Cuba y Venezuela en su momento fueron de los países más ricos del continente latinoamericano. La Habana incluso tuvo ferrocarril antes que Madrid. Cuba tenía más estaciones de radio, televisión y salas de cine por habitante que cualquier otro país hispanohablante. Los venezolanos y cubanos podían entrar y salir de su país a la hora que querían. Ahora, la mayoría quiere salir, pero huyendo de la miseria en que viven.
Por su parte, el nivel de vida de los venezolanos era muy alto cuando los precios del petróleo se fueron a las nubes.
Una gran cantidad de personas de otras nacionalidades querían trabajar en Venezuela por los altos salarios que se pagaban allá.
Todo eso se acabó. Quienes llegaron al poder ofreciendo progreso, igualdad y libertades, se convirtieron en dictadores implacables que reprimen cualquier intento de protesta de los ciudadanos por las precarias condiciones en que viven.
Ambos pueblos, el cubano y el venezolano padecen hambre, desempleo y hasta enfermedades para las cuales no hay medicinas suficientes.
Anhelo verdaderamente que esto no llegue a suceder en México, porque tanta admiración de nuestro gobierno por esas dictaduras resulta preocupante.
No les parece a Ustedes?.
Muchas gracias y buen fin de semana.
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