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Armonia y Bienestar
¡Entrevista exclusiva con Santa Claus, desde el Polo Norte!
| 2020-12-24
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Fueron muchas las horas de la travesía, pero al fin habíamos llegado al Polo Norte, y nos acercábamos a la hermosa cabaña Santa Claus, el único hombre que en menos de 12 horas, logra lo que muchas personas no pueden hacer en toda una vida de trabajo.
Yo estaba muy emocionada y algo nerviosa. Me conseguí el cubreboca más bonito que encontré y aunque había esperado tantas décadas para conocerle, me tocó hacerlo en un momento en el cual no pude abrazarle…
Pero allí estaba él en el balcón, también con su cubreboca, de terciopelo rojo, lanzando sus inconfundibles carcajadas y saludándonos a modo de bienvenida. Su casa es muy modesta, pero la rodea algo así como un halo de luz y paz.
Entramos y nos fuimos quitando los abrigos, mientras le comentábamos que veníamos de México y que jamás habíamos sentido un frío tan intenso. Pero, insistimos en que no nos molestaban las gélidas temperaturas, porque al fin nuestra anhelada misión estaba convirtiéndose en una realidad.
Su esposa Mrs. Claus llegó al acogedor recibidor y nos saludó muy amablemente topando sus codos con los nuestros. Se puso feliz cuando le dimos la cajita con buñuelos que le trajimos desde Boca del Río. Luego, pasamos a su despacho y lancé la primera pregunta…
¿Cómo ha estado pasando la pandemia?
Ya sabes que a esta edad me ha tocado de todo. Ésta es la primera pandemia que paso con tanta comodidad. Ahora me entero enseguida de lo que está pasando en todas partes del mundo. Tengo acceso a información de primera mano por parte de los científicos y puedo comunicarme con todo el mundo gracias a la tecnología, aunque esté encerrado aquí en la casa.
Esto también pasará. Es un tema de paciencia y de que nos demos cuenta de lo que es realmente importante en la vida.
Yo pienso salir como siempre, junto a los renos y los duendes. Todos con cubreboca, lavándonos las manos (y las patas) con frecuencia y cuidándonos entre todos guardando distancia. Ya habrá tiempo para abrazos y fiestas.
¿Por qué dicen que usted hace los juguetes, cuando en realidad son los mismos que se ven en las jugueterías?
Bueno, cuando yo me inicié en esto, no había grandes plantas manufactureras, compañías multinacionales, ni comercio global. ¡Ni siquiera había comenzado la revolución industrial! Pero, todo evoluciona y yo también he simplificado mi método de trabajo.
Ahora, quiero que sepas que lo más importante de mi labor, no son los regalos que doy, sino la ilusión que viven las personas que creen en mí, y me esperan en sus hogares cada Navidad.
¿Entonces, está consciente de que hay personas que no creen en usted?
Por supuesto. Tristemente, hay gente que simplemente se ciega a las cosas maravillosas de la vida. Pero sin ánimo de que nos pongamos filosóficos: Sólo existen aquellas cosas que en las que creemos.
¿En qué cree Santa?
En la eternidad, en la sinceridad… en ser genuino con uno mismo… y en la pasión que se le pone a cada esfuerzo, por pequeño que sea. La pasión es poderosa… nada se puede lograr sin ella y nada puede ocupar su lugar… es el “motor” de los sentidos. Es el ingrediente más importante en la receta para alcanzar los sueños.
¿Cuál es su sueño más preciado?
¡Jo, Jo, Jo el mismo de hace siglos! Que todas las personas sean felices, sin que importe su credo, raza, género, posición social o pensamiento político. Pero ojo, ser feliz no es que las cosas marchen tal como queremos… sino aprender a vivir con nuestras realidades y aceptar nuestras limitaciones, contando nuestras bendiciones en lugar de nuestros problemas.
¿Realmente usted da la vuelta al mundo en un día?
Sí, llego a todos los lugares donde sé que me reciben con fe e ilusión. También, tengo un plan de trabajo bien delineado, que planifico y ensayo con mucha antelación. Además, lo evalúo cada año para mejorarlo cada vez más. Esto, en combinación con la paciencia y fe ¡Llego a donde quiero!
¿Qué edad tiene Santa?
Bueno, digamos que dejé de contar cuando llegué a los 550… pero desde entonces han pasado muchas nochebuenas… Créeme, que estoy jovencito porque la juventud es un sentimiento, no una edad. ¡Jo, Jo, Jo!
¿Cómo distingue usted los que se han portado bien de los que se han portado mal?
No soy yo. Yo no juzgo, ni castigo. Cada persona tiene su conciencia y obra de acuerdo a lo que esta dicta. A veces al leer las cartas, percibo conciencias inquietas…
¿Por qué a veces no trae lo que se le pide?
Porque no siempre conviene. A veces nos empeñamos en cosas y luego nos damos cuenta que era mejor que no se nos proporcionaran. Todo tiene su espacio, tiempo y su razón de ser.
¿Qué mensaje le podría dar a la gente de Veracruz?
Quiero recordarles que viven en un lugar hermoso. Sé que están atribulados con tantos problemas sociales, la violencia, la economía.
Manténganse unidos, no claudiquen en sus propósitos, no menoscaben los esfuerzos de sus hermanos. Abran sus mentes, cuídense entre todos, y esta Noche Buena, brinden por la naturaleza que les rodea y por el futuro del que cada uno de ustedes es arquitecto.
Sus palabras eran tan certeras… ¡Cuánta sabiduría tiene este abuelito panzón! Continuamos conversando por unas cuantas horas.
Él mismo nos regresó hasta el Puerto de Veracruz volando en su trineo… y nos dijo: “Que la Navidad esté siempre en sus corazones, Jo, Jo, Jo… ¡Merry Christmas, Feliz Navidad!”
Yo estaba muy emocionada y algo nerviosa. Me conseguí el cubreboca más bonito que encontré y aunque había esperado tantas décadas para conocerle, me tocó hacerlo en un momento en el cual no pude abrazarle…
Pero allí estaba él en el balcón, también con su cubreboca, de terciopelo rojo, lanzando sus inconfundibles carcajadas y saludándonos a modo de bienvenida. Su casa es muy modesta, pero la rodea algo así como un halo de luz y paz.
Entramos y nos fuimos quitando los abrigos, mientras le comentábamos que veníamos de México y que jamás habíamos sentido un frío tan intenso. Pero, insistimos en que no nos molestaban las gélidas temperaturas, porque al fin nuestra anhelada misión estaba convirtiéndose en una realidad.
Su esposa Mrs. Claus llegó al acogedor recibidor y nos saludó muy amablemente topando sus codos con los nuestros. Se puso feliz cuando le dimos la cajita con buñuelos que le trajimos desde Boca del Río. Luego, pasamos a su despacho y lancé la primera pregunta…
¿Cómo ha estado pasando la pandemia?
Ya sabes que a esta edad me ha tocado de todo. Ésta es la primera pandemia que paso con tanta comodidad. Ahora me entero enseguida de lo que está pasando en todas partes del mundo. Tengo acceso a información de primera mano por parte de los científicos y puedo comunicarme con todo el mundo gracias a la tecnología, aunque esté encerrado aquí en la casa.
Esto también pasará. Es un tema de paciencia y de que nos demos cuenta de lo que es realmente importante en la vida.
Yo pienso salir como siempre, junto a los renos y los duendes. Todos con cubreboca, lavándonos las manos (y las patas) con frecuencia y cuidándonos entre todos guardando distancia. Ya habrá tiempo para abrazos y fiestas.
¿Por qué dicen que usted hace los juguetes, cuando en realidad son los mismos que se ven en las jugueterías?
Bueno, cuando yo me inicié en esto, no había grandes plantas manufactureras, compañías multinacionales, ni comercio global. ¡Ni siquiera había comenzado la revolución industrial! Pero, todo evoluciona y yo también he simplificado mi método de trabajo.
Ahora, quiero que sepas que lo más importante de mi labor, no son los regalos que doy, sino la ilusión que viven las personas que creen en mí, y me esperan en sus hogares cada Navidad.
¿Entonces, está consciente de que hay personas que no creen en usted?
Por supuesto. Tristemente, hay gente que simplemente se ciega a las cosas maravillosas de la vida. Pero sin ánimo de que nos pongamos filosóficos: Sólo existen aquellas cosas que en las que creemos.
¿En qué cree Santa?
En la eternidad, en la sinceridad… en ser genuino con uno mismo… y en la pasión que se le pone a cada esfuerzo, por pequeño que sea. La pasión es poderosa… nada se puede lograr sin ella y nada puede ocupar su lugar… es el “motor” de los sentidos. Es el ingrediente más importante en la receta para alcanzar los sueños.
¿Cuál es su sueño más preciado?
¡Jo, Jo, Jo el mismo de hace siglos! Que todas las personas sean felices, sin que importe su credo, raza, género, posición social o pensamiento político. Pero ojo, ser feliz no es que las cosas marchen tal como queremos… sino aprender a vivir con nuestras realidades y aceptar nuestras limitaciones, contando nuestras bendiciones en lugar de nuestros problemas.
¿Realmente usted da la vuelta al mundo en un día?
Sí, llego a todos los lugares donde sé que me reciben con fe e ilusión. También, tengo un plan de trabajo bien delineado, que planifico y ensayo con mucha antelación. Además, lo evalúo cada año para mejorarlo cada vez más. Esto, en combinación con la paciencia y fe ¡Llego a donde quiero!
¿Qué edad tiene Santa?
Bueno, digamos que dejé de contar cuando llegué a los 550… pero desde entonces han pasado muchas nochebuenas… Créeme, que estoy jovencito porque la juventud es un sentimiento, no una edad. ¡Jo, Jo, Jo!
¿Cómo distingue usted los que se han portado bien de los que se han portado mal?
No soy yo. Yo no juzgo, ni castigo. Cada persona tiene su conciencia y obra de acuerdo a lo que esta dicta. A veces al leer las cartas, percibo conciencias inquietas…
¿Por qué a veces no trae lo que se le pide?
Porque no siempre conviene. A veces nos empeñamos en cosas y luego nos damos cuenta que era mejor que no se nos proporcionaran. Todo tiene su espacio, tiempo y su razón de ser.
¿Qué mensaje le podría dar a la gente de Veracruz?
Quiero recordarles que viven en un lugar hermoso. Sé que están atribulados con tantos problemas sociales, la violencia, la economía.
Manténganse unidos, no claudiquen en sus propósitos, no menoscaben los esfuerzos de sus hermanos. Abran sus mentes, cuídense entre todos, y esta Noche Buena, brinden por la naturaleza que les rodea y por el futuro del que cada uno de ustedes es arquitecto.
Sus palabras eran tan certeras… ¡Cuánta sabiduría tiene este abuelito panzón! Continuamos conversando por unas cuantas horas.
Él mismo nos regresó hasta el Puerto de Veracruz volando en su trineo… y nos dijo: “Que la Navidad esté siempre en sus corazones, Jo, Jo, Jo… ¡Merry Christmas, Feliz Navidad!”
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