Veracruz - Boca del Río | 2023-12-21
Las secuelas por quemaduras no son solo físicas también son emocionales, ya que la persona lesionada enfrenta un proceso de aceptación en medio del rechazo o discriminación, pero también la familia vive un proceso emocional que deja secuelas.
Hace más de 20 años, Yadira Alonso Capetillo vivió la pérdida de su hijo menor, de 4 años, y como su hijo mayor de 6 años, luchaba por su vida tras incendiarse su vivienda de madera en una colonia de Veracruz.
Ambos fueron rescatados con vida por un velador y recibieron atención en el Hospital Regional, gracias al apoyo de conocidos tuvo acercamiento con la fundación Michou y Mau, que ayudó al traslado de ambos al Shriners Hospital for Children, en Galveston, Texas.
Debido al humo inhalado, además de las quemaduras, su hijo menor falleció a los pocos días de haber llegado al Shriners Hospital for Children; sin embargo, Antonio reaccionó de forma favorable al tratamiento.
Yadira no pudo regresar para sepultar a Luis, su hijo mayor estuvo dos meses bajo tratamiento en el hospital de Galveston que se especializa en la atención a menores con quemaduras severas.
Los dos meses que Yadira estuvo al pendiente del tratamiento de su hijo, noviembre y diciembre, señaló que vio pasar a muchos menores quemados por accidente que pudieron prevenirse, desde una bebé cuya veladora fue tirada por el viento a la cama donde la dejaron dormida; un adolescente de 15 años que ayudaba a su papá a barnizar sillas cerca de un boiler encendido, hasta menores quemados o a punto de sufrir amputación de extremidad por pirotecnia.
“Mi mente se saturó de ver tanto niño, tan solo fueron dos familias de distintos lugares, pero fueron familias de 4 o 5 niños que estaban quemados”, comentó.
Para Yadira la culpa por haber dejado a sus hijos solos mientras salió a trabajar, la persiguió durante estos casi 22 años que han pasado de aquel incendio, al grado de desarrollar ataques de ansiedad, perder la tranquilidad y a seres queridos.
Pasaron 15 años para que pudiera hablar de lo ocurrido, el buscar atención médica e ir a la iglesia y arroparse de gente que la comprendió, le ha ayudado a entender de otra manera lo que sucedió.
En cuanto a los menores lesionados, subrayó que no solo quedan las marcas en la piel, la pérdida de dedos o extremidades, también enfrentan el rechazo de otros niños y adultos.
La madurez con que Antonio asumió lo ocurrido, reconoce que la dejó sorprendida ya que sabe cada menor reacciona de diferente forma, hay quienes se vuelven agresivos, incluso con sus propios padres.
Las consultas y tratamientos siguieron hasta los 17 años con apoyo de la fundación Michou y Mau, aunque la atención se brinda hasta los 18 años, decidió dejarlo pues ya estaba cansado.
Actualmente Antonio tiene 28 años, las lesiones por quemadura le quedaron en cabeza, pecho, manos y en una pierna, aunque su mamá afirma que desde pequeño se aceptó, resalta que ya no se oculta y trabaja en una gasolinera, pintando e impermeabilizando casas.
A pesar de la madurez que mostró, también le llevó tiempo abrirse con su mamá, hasta hace unos meses que le contó cómo se quemaron y le externó “no fue tu culpa. Fue un accidente”, externó Yadira.
Aunque el accidente que cobró la vida de su hijo menor y dejó lesiones al mayor, no fue producido por pirotecnia, para Yadira bastó con ver la cantidad de menores lesionados y la gravedad en que algunos llegaban al Shriners Hospital for Children producto de la manipulación de cohetes, palomas, entre otros productos elaborados a base de pólvora, para rechazar su uso.
Lamentó que a gran parte de quienes habitan en el municipio de Veracruz se les haya olvidado el incendio en la zona de mercados en 2002, lo que motivó la prohibición de venta de pirotecnia en el municipio.
En el municipio de Veracruz está prohibida la venta de pirotecnia en establecimientos, luego del incendio de varios puestos ambulantes que comercializaban artificios pirotécnicos en la esquina de Hidalgo y Juan Soto, en plena zona de mercados.
El accidente se registró la tarde del 31 de diciembre de 2002, el fuego abarcó varios metros a la redonda, dejando 28 muertos y 50 lesionados.
Desde 2003 se prohibió la venta de artificios pirotécnicos en el municipio y cada temporada autoridades encabezadas por las direcciones de Comercio y Protección Civil realizan operativos para detectar y decomisar dicha mercancía.
Los años siguientes a la tragedia de la zona de mercados, no se escuchaban tronar cohetes, palomas, carretillas ni chispitas, en colonias de la ciudad, sin embargo, en la última década volvió a escucharse estos artificios pirotécnicos en algunas colonias, debido a que las redes sociales han hecho más accesible conseguir estos productos elaborados con pólvora.
A través de Facebook ya sea en grupos o publicaciones de páginas o perfiles falsos se oferta pirotecnia en el puerto de Veracruz. Los interesados incluso piden envío a domicilio.
La ubicación de estos establecimientos clandestinos o puntos de entrega se maneja vía mensaje directo.
La presidenta de la fundación Michou y Mau Delegación Veracruz, Belem Palmeros Exsome, subrayó que la principal causa de atenciones por quemaduras que llegan al Hospital Regional de Veracruz es por accidentes en cocina, le siguen las lesiones provocadas por pirotecnia y por temas de electricidad.
Aunque la pirotecnia ocupa la segunda causa de lesiones que quemaduras en niños y niñas, estos repuntan en esta temporada, desde noviembre y diciembre.
Belem Palmeros aseveró que muchos de estos menores no llegan a la unidad de quemados por falta de conocimiento, ya que así como hay personal médico que reconoce no puede atender a este tipo de paciente, ya que la atención por quemaduras es muy delicado, y se mueven para hacer el traslado, hay quienes dicen “yo si puedo” sin brindar los cuidados necesarios.
Señaló que en el estado solo hay dos unidades que quemados en el Hospital Regional de Veracruz y el Hospital Regional de Xalapa.
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