Hacer unas verdaderas gordas y picadas tiene su chiste, no nada más es palmear sobre la mesa ni apoyarse en la prensa metálica o de madera conocida como 'alcahueta', afirma Martha Elena Noguerola González, habitante del barrio de La Huaca.
Nacida y crecida en el barrio tradicional, desde su niñez vio a su madre, su abuela y sus tías preparar verdaderas creaciones que iban más allá de la simple fritanga.
"Aquí nací, aquí me crie en el barrio de La Huaca, en Primero de Mayo, y mis papás también, y mis hijos y nietos. Mi abuelita hacía la gorda y la picada, riquísima; y dije 'voy a seguir la tradición'.
"La salsa no era como la salsa de guacamole que va licuada, no; aquí la salsa de guacamole era picada la cebolla, el cilantro y el guacamole lo sacaban con el trinche y era la picada realmente de guacamole, y se le ponía salsa verde y roja para que picara, no que ahora nada más licuan el tomate y el aguacate, no, no, no, puras chirrias. Ésa era la verdadera picada", subrayó Noguerola González.
Dijo que la picada se prepara con su sal, su agüita y un poquito de harina, le echas tantita harina nada más para que agarre.
"Pero no se le echa mucha harina, nada más para que agarre, pero no se quiebra. La más sencilla era la ranchera y la de tomate que llevaba cebolla, tomate y chile; primero se licua el chile, la cebolla y el ajo y ya después el tomate, pero todo asado; después se pone el cilantro y su salecita", detalla Martha Elena Noguerola.
Recuerda que eran buenas las picadas de la Mary, "las de doña Porfiria, que hacían las picadas con frijol adentro. Ya ahorita las que estamos aquí todas somos nuevas".
Una picada tradicional es sin tanto rollo.
Dijo que la picada más tradicional es la ranchera y cebolla, tomate, chile.
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